In Memoriam ROSITA VÉLEZ
Esteban Malo
Querido Juanito, hermanos de Rosita.
Queridos
directores y miembros de los distintos directorios de Auto-Realización
nacionales e internacionales, socios y estudiantes de nuestra querida
Asociación. Es un deber, una obligación llena tan solo de amor, reunirnos hoy
para agradecer a Rosita por su entrega permanente a la obra de A.E.A., que no
es otra cosa que estar alertas para guiar en el sendero a los espíritus
deseosos de encontrar la felicidad, gozo y bienaventuranza, experiencia que
todo ser humano debería buscar, y poder experimentar y vivir en esta existencia
terrena, el silencio. Este objetivo, Dios, el Padre única realidad, para
encontrar paz y felicidad, vivencia cierta y completa de estar en la verdad.
Así lo entendió Rosita desde sus primeros pasos, esta búsqueda interna
personal, y comprendió que debía estar vinculada estrechamente a la obra de
Auto-Realización que llenaba sus expectativas, por eso nuestro homenaje de
agradecimiento a nombre de nuestra Institución.
Ustedes inmediatamente recordaran, hasta con su
timbre de voz, que su respuesta a su entrega, era decir como Ramakrishna: Naham Naham, Tuhu Tuhu, No yo No yo,
Solo tú, Solo tú. Su mantram preferido cuando sus estudiantes agradecían sus
lecciones diarias. Y es que para responder así… se necesita vivirlo, sentirlo,
no como una expresión externa sino como una experiencia interna vivencial,
objetivo exotérico y esotérico de las enseñanzas aprendidas.
Rosita estuvo siempre vinculada a la escuela desde
sus inicios. Fue la secretaria apreciadísima, que sabía con su capacidad
profesional plasmar rápida y correctamente las opiniones emitidas en los
directorios, y también en las convenciones anuales de la A.E.A.
La Asociación tuvo el acierto de pedir a Rosita y a
Juan, que sean los primeros huéspedes que vivan en un pequeño departamento de
nuestra escuela. Todos recordamos la prolijidad, esmero y cariño de cuidar este
espacio, sobre todo sus jardines y plantas que también les respondían con amor
y belleza. Todas las experiencias compartidas en el tiempo, son por demás
enriquecedoras espiritualmente. El carisma de la meditación, fundamento de
nuestra Asociación, fue siempre el pilar de las exposiciones que como
instructora traspasó Rosita fidedignamente a sus estudiantes, pero enseñando
con su propio ejemplo, estarán de acuerdo conmigo quienes por tantos años
asistieron a sus clases. Esta “metamorfosis espiritual interna”, como la llama
el Padre Dávila nuestro maestro y fundador, no podía hacerse esperar más: descubrir a Dios. Éste es el mensaje que
debemos recordar siempre de Rosita, la búsqueda permanente a través de la
meditación, para descubrir dentro de nosotros la presencia vivencial de Dios.
Todos y especialmente sus estudiantes, recordamos su fidelidad a las enseñanzas
y técnicas de meditación que entrega la escuela. Este sentir interno
transformador que insistentemente lo expuso Rosita, hace que se refleje en una
actitud de pensamiento universal, sin sectarismos ni apasionamientos: la verdad
aflora naturalmente y llena y desborda nuestros espíritus.
Homenajear a la Rosi es sentirnos felices porque
hemos sido bendecidos por un Maestro y compañeros de sendero inigualables. Nuestro
homenaje lleno de amor no es sino un pálido reflejo de lo que el Padre
Celestial y la Madre Divina le habrán tenido preparado.
Gracias Rosita
Rosita
Vélez
UN EJEMPLO EN LA VIDA
Y EN LA MUERTE
Carmen Suárez Serrano
Su
palabra tenía fuerza, porque habló a través de su propia experiencia, tuvo
mucha coherencia entre el decir y el hacer, con una claridad mental y una
memoria privilegiada para transmitir con mucha fidelidad las enseñanzas de su maestro:
El Padre Dávila, y la línea crística de maestros; a Ramakrishna y otros
más, a quienes nos hizo conocer y amar.
Siguió siempre los pasos del Padrecito, cumpliendo a cabalidad su mística, su
legado: MEDITA, MEDITA, MEDITA, porque ese era el principal ingrediente de su
vida: la meditación diaria, y que le mantuvo con un equilibrio espiritual y
humano.
Su
principal empeño fue, el despertar nuestra mente para que podamos alcanzar la
comunión consciente con el Creador a través de la devota meditación diaria con
disciplina y perseverancia, recalcando que ”debemos
buscar primero el Reino de Dios y que todo vendrá por añadidura”,
mostrándonos el “como”; es decir, insistiendo siempre en el buen uso de las
técnicas, como herramientas para alcanzar esa fusión divina, resaltando el
KRIYA YOGA, como el método científico de realización más avanzado para lograr
una mejor concentración y una profunda meditación, que nos llevaría a la
liberación del alma. Rosita fue, un apóstol de esta técnica.
Las
personas espirituales trabajan y sirven más arduamente por los demás, y Rosita
tuvo una vida de entrega generosa para la Escuelita, y todas las actividades de
AEA, que no hubo día que su presencia no estuviera ahí, colaborando
incondicionalmente a esta obra, siendo un instrumento de Dios, para conducir a
sus hermanos hacia la realización. Siempre estuvo cerca de los que le
necesitaban: escuchándolos, guiándolos frente a las dificultades personales o
espirituales –y que fuimos muchos-, como buena amiga, guía y confidente, dispuesta a dar su tiempo sin límite, y ser
una humilde servidora. Tuvo una vida fecunda y fructífera.
El
tema de la MUERTE, en la mayoría de los seres humanos provoca conmoción, pero
debemos más bien entenderla como el nacimiento a una nueva vida. La muerte es
el regreso de la gota al océano, es el retorno a la verdadera casa, y a Rosita
la recordaremos en el murmullo del agua que nos PACIFICA, en el Pranayama que
nos RECONFORTA, en cada meditación que nos ACERCA AL PADRE, y en cada NOTA de
los profundos cantos cósmicos. A Rosita siempre le tendremos presente en los
conocimientos transmitidos, que rompe la oscuridad, como el alba.
La
muerte queridos hermanos es solo el boleto de retorno al Reino, es fundirse con el todo. La muerte
sencillamente es el remedio a nuestros dolores, sufrimientos y sinsabores, es
recuperar la libertad, la perfección, la divinidad; y recordemos “que solo muere lo que se olvida” y
Rosita vivirá en nuestros corazones.
Ella
pudo decir como reza aquella estrofa de un canto cristiano: “Señor, me has mirado a los ojos, sonriendo
has dicho mi nombre, en la arena he dejado mi barca, junto a Ti, buscare otro
mar”, pues Rosita navega ya, en aguas profundas, calmas y diáfanas, porque
es un espíritu sano, salvo, humilde y sabio, un ser de luz.
Tuve
la bendición de visitarle por dos ocasiones en la clínica, cerca de su partida,
y pude ver y sentir que Rosita estuvo lista para el encuentro con la Madre
Divina, con un total desapego humano y material dispuesta a dejarlo todo en la
arena, y partir. Su rostro demostraba
que estaba siendo mirado por los ojos de Dios, con una expresión dulce, serena,
lleno de paz, con un brillo especial en sus ojos, con una entrega total a la Acción divina con una
quietud silenciosa y profunda. Ella estuvo preparada para dejar su cuerpo y
buscar ese otro mar, verdadero y eterno, había cumplido ya, su paso por este
mundo con la satisfacción del deber cumplido. Parafraseando un poco a Yogananda,
diré: Solo su amor y ejemplo podrán sustituirle. Tuvo una partida ejemplar y de
plenitud.
Gracias,
gracias, gracias por todo. Hasta siempre, QUERIDA ROSITA.
¡Cómo fue
su vida, fue su muerte!
Cuenca, 16 de febrero del 2022
Patricio Amoroso
Pienso
que la gratitud es un sentimiento que mueve al ser humano a reconocer, estimar
y valorar los beneficios y bendiciones recibidas; y tratar de corresponder de
alguna manera es mi deseo cariñoso en esta noche en representación de su grupo
de alumnos.
Dios
puso en nuestro camino espiritual a una mujer tierna, cariñosa, generosa, llena
de conocimientos, plasmada de infinitas bondades, con el alma pura e
incondicional. Muchas clases compartidas, muchas bendiciones recibidas mediante
sus diarias lecciones, la he mirado calladamente y he aplaudido en mi silencio
su infinita y añeja sabiduría. La recuerdo querida Rosita, y me brotan lágrimas
calladas con remembranzas de infinitas lecciones empapadas de sabios consejos;
continuamos día a día intentando seguir las huellas de sus pisadas tan bien
afirmadas, que me refrescan el alma sembrada de esperanza y deseo de seguir
este maravilloso camino.
Ha
sido tan gratificante ver día a día como fue tallando y tallando cada minuto de
su tiempo en esta escuelita, su escuelita, nuestra escuelita, cada mañana de
sol con mucha esperanza; y también en los ocasos a veces fríos en la noche, de
esta sala que se abrigaban con la hoguera de su presencia y su enseñanza, a
veces con el apretado reloj que no queríamos ver marcar la hora de salida, pues
tan fervorosas clases que recibíamos no deseábamos que llegasen a terminar;
todos estos pedacitos de enseñanza han armado nuestra fortaleza con deseo de
aprender más y más.
Sus huellas están en todo lugar en todo momento, y sentimos día a día el perfume de su dulce alma al recordar sus consejos, sus clases. Su presencia perdurará por siempre en nuestra vida, siempre habrá un lugar muy especial en cada uno de nuestros corazones, el lugar de nuestra madre espiritual, el lugar de una entrañable amiga: el lugar de Rosita Vélez.
He
aprendido el verdadero amor a Dios, la manera de acercarme a Él, el camino a
encontrar la verdadera paz y felicidad, e innumerables cosas más. Sus clases
perdurarán por siempre. Sus dulces palabras y consejos están
guardados en mi corazón. Su fortaleza, su paz, en todo momento es digna de
reverencia; aun envuelta en sabanas de dolor en sus últimos momentos en este
plano su corazón emanaba tanto y tanto amor.
Gracias
a Dios por habernos puesto en nuestro camino a usted querida madre espiritual,
como así le decía. Gracias al padrecito Dávila por haber compartido sus
enseñanzas por medio de Rosita. Gracias por haber dejado tanto conocimiento con
tanta dulzura, con tanto amor a sus alumnos. Su presencia perdurará por siempre
en nuestro corazón.
Hasta
pronto, querida Rosita.
Marina Feijoo
Querida Rosita,
Sus amigos y alumnos del grupo de los jueves, como
usted cariñosamente nos llamaba, queremos expresarle nuestra admiración, amor y
sobre todo nuestra eterna gratitud por todo el tiempo que usted con tanto
cariño supo entregar a sus alumnos, a sus clases y a la escuela de
Auto-Realización; todo lo realizó siempre llena de amor.
Para cada uno de nosotros usted ha sido una persona
maravillosa, y quisiéramos expresarle muchas cosas… más, usted como excelente
maestra, conoce a sus alumnos, conoce nuestro corazón y nuestro sentir.
En lo personal: Mi querida Rosita, cuando le conocí
sentí una afinidad inmensa con usted y sé que su sentir hacia mí fue igual.
Este cariño fue creciendo, se fue fortaleciendo hasta formar una hermosa
relación, una relación como de una madre e hija; vivimos lindos y hermosos
momentos. Muchas gracias por todo el cariño y bellos momentos vividos.
Dios me dio la oportunidad de visitarle en la
clínica unos días antes de su partida, este hermoso encuentro lo tengo guardado
en mi corazón, recuerdo sus palabras y consejos que ese día y siempre me supo
entregar con tanto cariño. Dios le pague por tanto amor.
Tengo en mi memoria su imagen acostada en la cama,
con su rostro radiante, lleno de paz, y tuve la certeza que solo una mujer de
Dios y entregada a la meditación podía aceptar y esperar con tanta paciencia y
humildad su Voluntad.
Pude comprender como con tanto amor esperaba ese
momento del encuentro con el Señor, la Unión Eterna con el Padre Celestial,
repitiendo siempre Naham Naham Tuhu Tuhu.
Gracias Rosita una vez más, por esa hermosa experiencia de vida que pude palpar
y vivir junto a usted.
Mi gratitud por siempre querida Rosi, le tengo y le
llevo en mi corazón. Siempre estará ahí porque ahora he comprendido que usted
pasó de vivir entre nosotros a vivir en nosotros: porque siempre, siempre, por
siempre le tendremos ahí en un lugar especial.
Gracias y mil veces gracias querida maestra y madre
espiritual.
Rogelio Solís
Recibimos la noticia de la partida de este plano de
nuestra querida hermana espiritual, Rosita Vélez.
Yo conocí a Rosita Vélez hace 32 años en Ecuador,
en Baños la primera vez. Me llamó mucho la impresión de ella, porque era una
muchacha en ese tiempo muy clara, transparente, tenía algo muy especial; era
muy cariñosa siempre con nosotros, pendiente de todo, como éramos pues los primeros
extranjeros que llegábamos al ashram. Y siempre se mantuvo con ella esa relación
de hermanos, -¿verdad?- del espíritu: a veces ni se habla, pero se comprende
las vibraciones internas, espirituales.
Rosita nos acompañó a nosotros en la peregrinación
en el año 98, la última peregrinación del Padre Dávila a Tierra Santa. Y
recuerdo claramente unas palabras del padre que son bien proféticas para cada
uno de nosotros. El padre después de que terminó la misa, nos dijo: Miren, cada uno de ustedes han de venir uno
a uno a los planos espirituales a dónde yo voy a estar, para que ya estén acá
con nosotros y disfruten de estas vibraciones tan elevadas del lugar espiritual
alejados ya de las situaciones y problemas del plano físico. Por eso es que les
digo pues, que uno a uno, han de ir llegando.
Así que en especial al Centro de Cuenca, la gran
bendición pues de haber tenido una hermana espiritual de la talla de Rosita:
una Mama Ganga, es una expresión más
grande que puede haber para esta connotación.
María José Amoroso F.
Hablar
de usted para mí es hablar de una persona para quién realmente no existen las
palabras suficientes con las que pudiera describir lo importante que ha sido en
mi vida y en la de toda mi familia. Me siento inmensamente afortunada y
agradecida con Dios, con la vida, con la Madre Divina y con usted por haber
tenido la oportunidad de encontrarnos en este camino; por haberle tenido como
guía, maestra, amiga, como abuelita espiritual como siempre me decía con tanto
cariño, y creo que lo único que puedo hacer hoy en día es agradecerle por todo
lo que ha hecho no solamente por mí por mi familia, sino por todas esas
personas que estamos hoy aquí en este pequeño homenaje para una persona que
realmente se merece todo en esta vida, y a quien le debemos muchísima gratitud,
respeto y admiración.
Estoy
segura que nos volveremos a encontrar en algún momento, mientras tanto quiero
que sepa que le quiero un montón y que le agradezco de todo corazón por todo lo
que hizo para nosotros.
Andrea Feijoo
Empiezo
contando que yo le conocí a Rosita gracias a mi hermana Marina que me llevó a
la Escuela de Auto-Realización. Y fue tan lindo conocerle ya que desde el
primer día me trató con tanto cariño, luego se abrió durante la pandemia y así
empezó mi admiración y cariño por una persona que cada día en sus enseñanzas
nos hacía querer más a nuestra Madre Divina. Ella siempre irradiaba paz y cada
vez que hablaba se notaba el amor interior que tenía para dar; siempre con una
sonrisa nos contaba sus anécdotas y nos hacía vivir el momento con tanta
pasión.
Mi
Rosita querida nos dejó un vacío inmenso en el corazón y en la escuelita, pero
sé que desde el lugar en donde está nos acompaña y nos guía con sus enseñanzas.
Ya está al lado de nuestro Padre Celestial gozando de la Paz eterna.
Gracias
Rosita por todo lo hermoso que sembró en mí. Quererle fue fácil, pero olvidarle
será imposible.
Viviana Miranda
Para mi amiga Rosita,
Con mucha gratitud hoy mi corazón
expresa lo maravilloso que fue recibir su guía en mi camino espiritual. Como
una gran amiga e instructora siempre estuvo pendiente a cualquier inquietud que
pudiéramos tener, donde su entrega, carisma y cariño fueron detalles que a
nosotros como estudiantes nos llenó de confianza para expresarle cualquiera que
fuera nuestra duda.
Personalmente, le pienso y siento a
Rosita como esa chispa divina que impulsó el cambio en mi vida, en que las
enseñanzas de Rosita especialmente en las prácticas de Kriya Yoga fueron
esenciales para que hoy conozca esa bendita felicidad a la que la práctica nos
conduce.
Con inmenso cariño, cada gesto de enseñanza suya ha sido guardado en mi corazón como muestras de la infinita bondad de nuestro Padre Celestial.
Sonia Maldonado
Mi querida y entrañable amiga y maestra Rosita, te agradezco por tantas enseñanzas que me han servido para mi desarrollo espiritual en todos estos años que fuiste mi maestra. Gracias Rosita por hacerme que le conozca y le ame más y más a Jesús nuestro amado Maestro y Dios, me hiciste entender que Él es único que puede saciar mi vida y mi alma. Gracias Rosita por enseñarme a conocer a los maestros de la escuela, de los cuales he aprendido tanto y me he nutrido de sus conocimientos. Gracias también Rosita por motivarme a meditar todos los días, es la única manera de tenerle a Dios presente en mi vida.
Siempre te recordaré con mucho cariño, estarás presente
en mi existencia siempre. Te extraño tanto Rosita. Que Dios te bendiga siempre.
Teresita Dávila
Desde que conocí a Rosita, con sus sabias palabras poco a poco fue cambiando mi vida para bien. Ella se metió tan hondo en mi corazón, que ahí estará para siempre. La extraño demasiado.
Ella con sus consejos me ayudó mucho, ya que fue mi amiga, mi profesora, mi confidente. Y siento que ella sigue a mi lado. Hasta pronto, Rosita.
Mercedes Verdugo
Tuve
la dicha enorme de ser alumna de Rosita Vélez durante más o menos 15 años. Tengo
los mejores recuerdos de las vivencias con ella, una persona con un carácter
alegre, generosa con su tiempo y preocupada por sus estudiantes. Pero lo que
más llevo en el fondo de mi corazón, fue la enseñanza de vida que me dio en un
momento muy difícil de una situación personal, me dijo: Merceditas tienes que aceptar, si no aceptas la situación que estás
viviendo no vas a poder dar el paso adelante, medita profundamente y deja que
Dios actúe.
Rosita siempre la llevaré en mi corazón y en mis recuerdos. Sé que desde el lugar en donde esté, va a seguir velando por sus alumnas.
Fanny Mendoza
Pienso que nuestra querida Rosita, así lo vivió. Y
ella en este momento, está en un sitial muy, muy especial y, sé con seguridad
que ella es nuestra guía.
Yo, muy agradecida con la vida por haberle conocido,
por haber puesto en mi camino, a un ser tan especial...
Muchas gracias, Rosita.
OM, PAZ, BENDICIONES.
Inés Vélez
Mi querida Suquita, mi amada Suquita, para ti solo
tengo palabras de agradecimiento por el cariño que nos diste al Francisco y a
mí. En el Francisco pusiste sentimientos
tan nobles, tan llenos de DIOS, que él, hoy, es una persona buena, cariñosa y
de sentimientos puros. Y a mí me
enseñaste a disfrutar, con tu ejemplo, de largas horas de meditación y de
prácticas de Kriya Yoga.
En verdad te extraño. Y con la misma intensidad que
te extraño, te amo, por eso vivirás siempre en mi corazón.
Suquita querida, que DIOS te bendiga como lo ha
hecho siempre.
Jacinta Zea
Para
mi Rosita querida
¡Rosita
querida yo solamente quiero decirle GRACIAS y LE QUIERO MUCHO! Que Dios siempre
le tenga junto a ÉL y que usted nos abra camino a quienes vamos detrás y que
hemos escuchado siempre sus palabras con toda atención y que nos han ido
marcando la vida, sobre todo porque hemos visto como yo, que estoy ya 30 años
en este camino, que usted nos ha enseñado con su ejemplo, con la práctica, no
solo con palabras. Usted que me presentó al Padrecito, usted que me llevó
recuerdo, en Baños de Ambato a la cascada de San Marcelo y estuvimos
conversando sabiamente con el Padrecito, usted que me mostró como hay que ser
coherentes en la vida, como no basta con decir que uno está en el Sendero y
está haciendo cosas; sino que de verdad debe practicar la meditación, practicar
kriya yoga y sentir de corazón, buscar cada día a la Madre Divina con sinceridad.
Yo
le agradezco tanto, porque en usted he visto ese ejemplo de sinceridad y
sabiduría. Yo recuerdo todo esto a cada momento, y recuerdo tantas veces que
estuvimos en la sala de AEA Cuenca y yo pensaba que sus palabras justamente
eran para mí, dirigidas para apoyarme en los momentos más duros y siempre con
su luz, con su guía Rosita y usted siempre tan pendiente, preocupada: “¿cómo
están tus hijas Jacinta?” y yo tan contenta, de haber caminado a su lado, de
haber sido su alumna, de haber estado junto a usted, conociéndole a Dios con
todo el amor del mundo y sintiendo que no hay otro camino posible que el de la meditación
diaria.
Gracias
y un beso gigante hasta la Eternidad…
Lucía Méndez Torres
Recuerdos brillantes
Ostentamos sus estudiantes
Servicial y risueña
Impresionantemente buena
Trabajadora y apasionada, siempre por su querida
A E A.
¡Querida Rosita siempre la recordaremos!
la misión de
tener
Juan Sotomayor Fernández
Lo importante de esta
historia es conocer que el Dr. Teodoro Pozo Vega, cuando estudiaba en Quito
para ser sacerdote en los años 50, conoció las lecciones de Paramahansa
Yogananda y también al Padre César Dávila Gavilanes, fundador de nuestra
Asociación Escuela de Auto-Realización, para convertirse así en un eslabón
importante en la obra de Dios, mediante la enseñanza de la meditación impartida
por nuestra Asociación. Estaba escrito que el Dr. Pozo no se ordenaría de
sacerdote, sino que estudiaría Medicina, luego Psiquiatría y tendría una
familia. Debemos siempre tener en cuenta que las cosas presentes son siempre el
efecto de una causa anterior que desconocemos y que actúa a través de las
prodigiosas e inexorables leyes divinas de causa y efecto.
En 1968, de manera casual y
misteriosa, nos hacemos amigos de Lucía Pozo, hermana del Dr. Teodoro Pozo; y
en casa de Lucía, en medio de la bohemia de la época y de nuestra juventud,
conversábamos acerca de la filosofía oriental, y apareció nuevamente la figura
de Paramahansa Yogananda y en esta ocasión, su hermano Teodoro, tenía las
lecciones del famoso yogui de la India y además podía conseguirlas prestadas.
Esta fue la manera en que por primera vez teníamos las lecciones del gran yogui
en nuestras manos, y formamos un grupo para leerlas.
Nuevamente la “causalidad”
actúa y Lucía Pozo, invita a su casa a Pablo Jaramillo con su esposa María
Eugenia Tamariz, a quienes también les interesaban estos temas y de una manera
coincidente, Pablo, era primo hermano de la novia del Dr. Teodoro Pozo. Se
incrementó entonces el primer grupo de meditadores, ocupando una casita donde
se guardaban herramientas y enseres en el patio trasero de la casa de un amigo,
y seguíamos las lecciones de Yogananda sin la guía de alguien que sepa más que
nosotros.
El Dr. Teodoro Pozo le
cuenta a Pablo Jaramillo, que si alguien sabe de Yoga en el Ecuador, es el
Padre Dávila que vive en Quito y tenía fama de ser una persona muy rara y
difícil, pero se le podía ubicar en la biblioteca de la Curia de Quito. Pablo
se propone conseguir que el famoso Padre Dávila venga a Cuenca, y lo consigue
en 1970 dando inicio a la historia de nuestra querida Asociación. Cada uno de
nosotros, somos un eslabón en la obra Divina.
En 1972, conozco a la Rosita
Vélez, quien se sintonizó inmediatamente con el tema de la meditación y por la
ley de Causalidad, me tocó enseñarle la técnica de Hong So. Luego le conoció al
Padre Dávila, de quien le impresionó una plática sobre el Dios Amor y que Él
jamás nos castiga, y desde que le conoció se convirtió en su discípula.
En 1973, nos casó el Padre
Dávila en Quito. Vivíamos en un apartamento que mis suegros nos proporcionaron,
y a más de trabajar, siempre asistimos a las clases y a las meditaciones en Auto-Realización
en donde 2 años después de casados, vivimos por algunos años, cuando se terminó
de construir el Ashram de San Pablo de Cuenca.
Desde solteros sabíamos que la
Rosita Vélez no podía tener niños, lo cual alarmó a mi familia, hasta que con
el tiempo comprendieron, que los hijos no son necesariamente la única finalidad
de la unión entre un hombre y una mujer, sino que lo más importante en nuestro
caso era la búsqueda de Dios por el sendero de la meditación, y encontrar una
pareja que tenga ese ideal no es nada fácil. En el transcurso de nuestro
matrimonio, mi familia pudo experimentar que la búsqueda de Dios, no solamente
ilumina a quien le busca sino que incluye a quienes le rodean, pues la Rosita
Vélez se convirtió en un faro de luz para toda mi familia.
Luego de 16 años de trabajo
y cuando yo tenía los ingresos económicos suficientes, la Rosita Vélez sintió
llegada la hora de dedicar su vida a lo que más le gustaba: “enseñar a
meditar” a todo aquel que quisiera aprender a meditar, asumiendo como
pareja, que si bien Dios no nos dio hijos biológicos, nadie podía impedirnos
tener “hijos espirituales”; y así lo decidimos e hicimos. Su
misión entonces consistiría en preparar y dar la mayor cantidad de clases
posibles a AEA, y la mía consistiría en brindarle apoyo incondicional en su
obra.
Renunció al trabajo que
tenía y se dedicó por entero a dar sus clases en Auto-Realización hasta el día
en que nuestro Padre Dios, decidió jubilarle de su amada tarea y misión de “enseñar
a meditar” a sus “hijos espirituales”. Estoy
absolutamente seguro, que ahora mismo se encuentra, al igual que aquí lo hacía,
hablando de Dios y de cómo encontrarle, rodeada de jardines y flores
celestiales, a quienes, en otros planos de existencia, desean seguir
progresando, hasta llegar al encuentro definitivo con Dios y guiada siempre por
su maestro, el Padre Dávila.
El
destino final de todo ser humano que viene a este mundo o que se encuentra en
otros planos de existencia, es el encuentro personal e intransferible entre
Dios y cada uno de nosotros, y esa experiencia en la que nadie nos puede
remplazar es lo que se denomina “Realización del Ser” lo cual da
el nombre al sendero de “auto realización”, pues nadie nos puede
dar caminando ese sendero, al igual que nadie nos puede dar muriendo o
naciendo. “Yo en ellos, y tú en MI, para que sean perfectos en unidad” Juan 17,
20-23.
Ahora que la Rosita Vélez no
me acompaña físicamente, experimento su ausencia de todo lo que significaba su
presencia, su risa permanente, preparar y dar sus clases virtuales, su trabajo
en el hogar y por sobre todas las cosas su compañía espiritual y humana, lo que
me ha convertido en su discípulo de la meditación, que es la única forma de
romper las barreras entre los distintos planos de la creación y sentir cada vez
más su dulce compañía espiritual.
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