Esoterismo Pascual.

Imagen: Asociación Escuela de Auto-Realización

Tomado de las charlas del Padre Dávila

Juan Caamaño

Todos los libros sagrados tienen una triple interpretación, que es literal, moral y espiritual. En el pueblo judío la Ley era interpretada por los rabinos, los cuales encontraban el sentido espiritual de la Ley y lo escribían en comentarios, que eran estudiados por los discípulos.

Sucede lo mismo en el Nuevo Testamento. El Padre Dávila hace un comentario sobre la muerte de nuestro Señor, lo toma del capítulo 6 de la carta de Pablo a los Romanos:

“3 ¿No saben que todos nosotros, al ser bautizados en Cristo Jesús, hemos sido sumergidos en su muerte? 4 por este bautismo en su muerte fuimos sepultados con Cristo, y así como Cristo fue resucitado de entre los muertos por la Gloria del Padre, así también nosotros empezamos una vida nueva. 5 si la comunión en su muerte nos injertó en él, también compartiremos su resurrección.

6 como ustedes saben, el hombre viejo que está en nosotros ha sido crucificado con Cristo. Las fuerzas vivas del pecado han sido destruidas para que no sirvamos más al pecado. 7 hemos muerto, ¿no es cierto? Entonces ya no le debemos nada. 8 pero si hemos muerto con Cristo, debemos creer que también viviremos con él. 9 sabemos que Cristo, una vez resucitado de entre los muertos, ya no muere más; desde ahora la muerte no tiene poder sobre él.

10 así, pues, si hay una muerte para el pecado que es para siempre, también hay un vivir que es vivir para Dios. 11 así también ustedes deben considerarse a sí mismos muertos para el pecado y vivos para Dios en Cristo Jesús.

12 no dejen que el pecado tenga poder sobre este cuerpo —¡ha muerto! — y no obedezcan a sus deseos. 13 no le entreguen sus miembros, que vendrían a ser como armas perversas al servicio del pecado. Por el contrario, ofrézcanse ustedes mismos a Dios, como quienes han vuelto de la muerte a la vida, y que sus miembros sean como armas santas al servicio de Dios. 14 el pecado ya no los volverá a dominar, pues no están bajo la Ley, sino bajo la gracia.”

El Padre nos explica el significado de estos versículos. El significado de esto es que la muerte de Cristo es diferente a la muerte de todas las otras personas: la muerte de Cristo significa la muerte del pecado, y es un hecho cósmico, al ser la muerte del pecado trae como consecuencia la resurrección.  Y en esa muerte que todos compartimos nos abre la muerte para la resurrección. Lo que tenemos que hacer es vivir como Cristo. 

El Padre define la vida de Cristo como una vida humilde. Los místicos resaltan este tipo de vida humilde, esta virtud ha sido mal entendida, se la entiende como debilidad como humillarse ante la vida, ante los poderosos. Sin embargo, si revisamos en la catequesis bíblica, la humildad es la actitud virtuosa que se debe observar ante Dios, ante su superioridad y perfección y en plena conciencia de que ha sido Él quien ha concedido la gracia de la existencia.

Tomando conciencia del significado de humildad encierra una virtud que debemos cultivar, viene la pregunta ¿cómo cultivamos esa actitud que es tan necesaria para acercarnos a la muerte del pecado y a la resurrección? La cultivamos con la meditación. En la meditación reconocemos a Dios en nosotros, reconocemos que somos uno con Él, y con ese conocimiento vamos viviendo la vida con humildad.





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