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P. Dávila (La bendita presencia de Él)

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LA BENDITA PRESENCIA DE ÉL Hacia lo alto, hacia lo profundo, a la derecha, a la izquierda, al frente, atrás, en todas direcciones está ÉL. Imposible, absolutamente imposible encontrar un lugar o fracción de tiempo en los cuales no se encuentre siempre esa Bendita Presencia... ÉL es el primero y nada hay más allá de ÉL.  

P. Dávila (Dios en la sinfonía cósmica)

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  DIOS EN LA SINFONÍA CÓSMICA Si nos contentáramos  con ver y estudiar, examinar y revisar un elemento cualquiera sin referirlo al Todo, es decir, a la parte medular, fundamental, necesaria: DIOS. Jamás escucharemos el mensaje  que nos envían todas las cosas, mensaje que siempre,  siempre es una enseñanza. El gran error está en creer o pensar que Dios ocupa un lugar aparte. Y todavía más, que nada tiene que ver en la sinfonía cósmica...

P. Dávila (Purificación a través de las pruebas)

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PURIFICACIÓN A TRAVÉS DE LAS PRUEBAS Los hombres se forjan en las dificultades, en las privaciones, en los obstáculos, en el martirio, en la incomprensión, en el trabajo. Pero como el oro en el crisol, se purifican.  

P. Dávila (Juan Pablo II)

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JUAN PABLO II En los caminos del Señor todo está previsto. Al aproximarse el final del segundo milenio, la Iglesia está llamada a ser el signo de la vivencia y trascendencia del espíritu frente a un mundo convulsionado por la fiebre de la carrera armamentista; por la desproporción entre los que han acumulado grandes riquezas y los que no tienen un pedazo de pan; por las refinadas y variadísimas conquistas de la ciencia  en beneficio de la satisfacción meramente material. El mundo de hoy necesita un signo visible  de esta espiritualidad, de esta paz, de este equilibrio entre los que nada tienen y los que tienen, de ese amor entre los hombres. Este signo visible es JUAN PABLO II.  

P. Dávila (Vivir en armonía con las leyes divinas)

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VIVIR EN ARMONÍA CON LAS LEYES DIVINAS Para la solución de los problemas  que tiene ante sí el hombre, es preciso que la humanidad tome conciencia  que hay un orden establecido no por los hombres sino por Quien hizo al hombre y puso a su servicio esta tierra: DIOS. Si queremos una solución concreta y duradera a estos problemas, es necesario que vivamos en armonía  con las leyes divinas dadas no sólo para nuestra felicidad  sino para la conservación racional  de los seres y las cosas que ÉL ha puesto a nuestra disposición. He aquí, el punto más importante  del cual depende la supervivencia  de este planeta y la nuestra.  
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DIOS CUIDA DE SU OBRA No debemos olvidar que nuestro Dios Bendito, después de la creación de todos los seres y de todas las cosas, está siempre al frente de su obra cuidándola y vigilándola sin descanso; está recibiendo a cada momento todos los mensajes de los seres inteligentes del mundo espiritual, del mundo mental y del mundo físico. De su omnipresencia no se escapa ningún ser de la creación. P. Dávila (Dios cuida de su obra)  

P. Dávila (Francisco en la Oración)

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FRANCISCO EN LA ORACIÓN Sumergíase muchas veces en el éxtasis de la contemplación hasta tal punto que, arrebatado fuera de sí no se daba cuenta de lo que sucedía a su alrededor. FRANCISCO había comprendido en la oración que el Espíritu Santo hace sentir tanto más íntimamente su dulce presencia a los que oran, cuanto más alejados se encuentren del mundanal ruido; por eso buscaba los sitios apartados y se dirigía a las iglesias y lugares abandonados para orar. P. Dávila (Francisco en la Oración)