P. Dávila (El espíritu de la Virgen María)
EL ESPÍRITU DE LA VIRGEN MARÍA
La Virgen es un espíritu pleno, porque realizó
a plenitud todo lo que el Señor, el Padre le
había propuesto. Ese espíritu es hecho por
ese espíritu de la Virgen viene de Él, de ese Verbo.
Y he aquí porque insiste tanto Juan, una y otra
vez, al principio de su evangelio en ese
pensamiento de que, por el Verbo, por ese
Hijo que se encarna se hizo todo: "En Él estaba
la vida y la vida era la luz de los hombres" (Jn 1,4).
En Él estaba la vida y la vida de Él se
transmitió a las demás vidas en forma infinita.
La vida era la luz de los hombres y está misma
vida pasa a la Virgen y la luz luce en
las tinieblas, pero las tinieblas no la acogieron.
Vino Juan a dar testimonio de la luz para
testificar de ella y que todos creyeran en Él.
Habla Juan en el prólogo, precisamente de esa
gran obra de la creación, y en esa obra de
la creación ya estaba ese espíritu puro,
ese espíritu santo, inmaculado y virginal
de María que se encarna.
Ahora si podéis descubrir con toda claridad
quien es esa Virgen, quien es ese espíritu que
se encarna para a su vez prestar lo que podía
prestar de humano a Aquel
de quien recibió Ella, todo.
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