P. Dávila (La Luz)
LA LUZ
En la gran epopeya de la creación,
cuando los seres pasan de la nada a la existencia,
del no ser al ser, de la inercia al movimiento,
el primer elemento que vibra en la danza
cósmica de los mundos, es la luz.
¿Quién no ama la luz?
¿Quién no la busca?
¿Quién no se complace en ella?
Lo más hermoso que pintó el gran Pintor Eterno
en este plano físico,
con todos los toques de luz que imaginarse puede,
es toda esta creación visible.
Sin ella, el caos informe, las tinieblas, que se ciernen
en las fauces del tenebroso abismo.
Sin la luz no hay vida, ni movimiento,
ni energía, ni organización posible,
en una palabra, no hay nada.
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